lunes, 21 de febrero de 2011

¿Interpretar es crear?

Primero que todo, ¿qué es crear? Es traer a la existencia lo que no existía antes del acto de la creación. ¿Existen las ideas aún cuando no se las haya pensado todavía? Mi posición es la de que nada existe hasta que alguien lo cree. El mundo platónico de las ideas las presenta como entes existentes a pesar nuestro. Pero, de nosotros los humanos no existir y pensar, ¿en verdad existirían? Considero que no. ¿Cómo podrían de no ser susceptibles de ser pensadas?

Existe la creencia generalizada de que, entre los músicos, quienes pueden con derecho llamarse creadores sólo son los compositores y quienes improvisan. Hace unos años un músico de jazz, colega mío, me espetó que nosotros los intérpretes que no improvisamos somos unos "secuenciadores humanos". Antes de eso, jamás se me había ocurrido que nuestra actividad artística no era considerada creativa por algunos.

Dios es el Creador por antonomasia. Creó el mundo a partir del caos, ordenándolo y separando el cielo de la tierra y el mar. Y su mayor creación fue el hombre. Según la teología, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios. Había una idea del hombre antes de su existencia, pero no se le considera creado hasta que Dios le insufla vida. Lo mismo sucede con la interpretación musical. Está basada en una idea previa que es la partitura, pero no existe hasta que no respira. Y somos nosotros los intérpretes quienes le damos el aliento en el mundo físico y emocional.

También podríamos ver el proceso de creación musical como un fenómeno más extendido del cual formamos parte final. La música existiría en este caso en el mundo de las ideas, el compositor la saca de allí y la trae al mundo cuando la escribe y nosotros le damos su forma definitiva, pues cuando llega a nuestras manos la completamos como obra.

El texto musical es letra muerta hasta que un intérprete lo trae al mundo de los sonidos. La música escrita no existe hasta que alguien la recrea. La parte más importante de la interpretación musical es la creación de la imagen artística musical, que es única y original de cada quien. Basados, no sólo en el texto musical sino en todo nuestro conocimiento histórico, técnico, estético, creamos algo totalmente nuevo que nos caracteriza de vuelta como músicos. Y, siendo como somos todos y cada uno, únicos, nuestra lectura siempre será otra. Incluso los más puristas, los que quieren adherirse lo más posible al texto musical, tienen un habla musical personal que probablemente ellos mismos no perciban pues es tan inherente a su manera de ser que no tienen consciencia de ella. Así que hasta la interpretación más rigurosa siempre es original y por tanto, nueva y creativa.

El hecho de que la imagen artística musical de cada intérprete sea original le confiere su carácter creativo. La originalidad es la cualidad de ser único. A pesar de que muchos toquemos lo mismo, mientras el resultado sea el de un proceso de interiorización personal del texto musical (y no la copia de la interpretación de otro, en muchos casos de una grabación) nuestra interpretación será original. El extremo opuesto y negativo sería la búsqueda de la originalidad por la originalidad en que caen muchos colegas, infringiendo la lectura correcta de la partitura y cayendo en el diletantismo.

Por tanto es recomendable aislarse en su ermita musical, a solas con el texto, lejos de grabaciones. Es bueno en esa primera etapa de conocimiento de la obra partir de uno mismo y de sus propios conocimientos y experiencias. Luego de tener un esbozo de nuestra imagen artística musical bien podemos revisar la lectura de otros y maravillarnos justamente de la multiplicidad de lecturas que pueden hacerse de un mismo texto.

Pensemos en ese momento en que sentimos que ya nos sabemos esa obra. Podemos ya alejarnos de la partitura, quitarla del atril. ¿Qué nos queda? Un espacio musical definido del podemos disponer al momento de tocarlo, un fenómeno de sonido que llevamos con nosotros como un pequeño ser aparte, una nube palpable de colores e imágenes musicales que es tan nuestra y está tan viva, cerca nuestro y al mismo tiempo separada de nosotros pero conectada por un hilo alimentador que sale directamente del alma. Es la razón de la vida de muchos de nosotros ese ir preñados de música, hasta el momento de explotar y dejarla salir a vivir y existir en el mundo.


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