martes, 6 de septiembre de 2011

Iván el Terrible

Por supuesto me refiero a las dos películas de Sergei Eisenstein "Iván el Terrible parte 1" e "Iván el Terrible parte 2: La conjura de los boyardos". Sé que el director tenía en mente un tríptico y que sólo tenemos dos terceras partes del proyecto ante los ojos, pero aún así me parece interesante la simbología que he advertido en estas dos.

Antes de empezar a develar algunos de los misterios de estas dos maravillosas obras de arte, quiero hacer notar algo curioso. Todo el mundo conoce la cita que se hace de "El acorazado Potemkin" en la película "Los intocables". Pues bien, yo veo una cita de Iván el Terrible en "El último emperador" de Bernardo Bertolucci: la escena de la coronación del niño-emperador es parecida a la audiencia del niño-Zar en la parte 2 de Eisenstein. Se muestra en esta escena que el niño-rey es tan pequeño que los pies le cuelgan sentado en su trono, y también hay un parecido en el corte del atuendo real, sobre todo en la corona que es en ambos una shapka de diseño similar.

Ambas partes están plagadas de magníficas metáforas. La segunda parte, "La conjura de los boyardos" parece constituir el lado oscuro de la primera. La ceremonia de la coronación en la parte 1, que se lleva a cabo en la Catedral, tiene su contraparte en la otra ceremonia de "La conjura..." en donde el ahora Mitropolit moscovita, el boyardo Fedor Kolychyov y posteriormente monje Filipp, antiguo amigo del Zar,  pretende humillar a Iván "aplástándolo con todo el peso de la Iglesia". Iván, por consejo de sus opritchniki y anticipándose al nombramiento hecho por él mismo, el cual sabe que Filipp usará para interceder por los boyardos, ha mandado a decapitar a tres familiares de éste, boyardos enemigos suyos. En la primera ceremonia le visten con los atavíos propios del Zar: la shapka, el traje y los atributos; en la segunda el Zar viste la capucha negra que es el traje que él mismo se ha escogido. En la primera le nombran Zar dándole el poder de lo Alto; en la segunda Iván se declara "terrible" a sí mismo, luego del intento de humillación pública y excomunión: "-Desde hoy seré como me han pintado, seré Terrible". La misma ceremonia es en sí una metáfora interna: se representa el milagro descrito en el libro de Daniel donde un ángel salva del fuego a los tres adolescentes Ananías, Misael y Azarías lanzados al horno por Nabucodonosor. Es un paralelismo con la escena anterior, el funeral de los tres Kolychyov decapitados por los opritchniki de Iván. La discusión entre Iván y Filipp es paralela al canto de los tres adolescentes en cuyo texto se reprocha a quienes siguen "a un Zar pagano".

En la primera parte hay una fiesta: la boda de Iván con Anastasia Románovna . La escena es muy iluminada y el color blanco predomina. La comida es traída en unas bandejas en forma de cisne, también blancos (o plateados o dorados, la película es en blanco y negro, el asunto es que son de color claro). En la segunda parte la fiesta es preparada por Iván y los suyos para confirmar sus sospechas de que su primo Vladimir Andréievich quiere el trono y de que su tía, Efrossinia Starítskaya, madre de éste último, envenenó a Anastasia (lo cual ocurre en la primera parte). La música de esta escena, compuesta por Prokofiev (como toda la música de ambas películas), me parece curiosamente emparentada  con la de la escena del cisne asado de Carmina Burana de Carl Orff, que es anterior (cuyo texto reza: "era blanco y hermoso y ahora estoy negro y chamuscado"). La comida también es traída en los cisnes, pero esta vez son negros. Esto representa la era del terror del reinado de Iván, quien ha ido descomponiéndose moralmente desde la pérdida de Anastasia, la única persona que en verdad lo amaba, su "única amiga", el último reducto de humanidad que le quedaba. El cisne simboliza la transformación interna de Iván, y de hecho es central en esta escena. Luego de la llegada de las bandejas se hace un acercamiento a la cabeza de uno de los cisnes negros, el cual lleva una corona. Vladimir, borracho, se abalanza sobre ella, demostrándole a Iván, quien le observa, que su primo en verdad desea ser Zar. Esta escena del banquete en "La conjura...", de alegría bacanal, es la única a color de toda la saga, aparte de su "segundo final". A mi parecer, es una manera de indicar la falsedad oculta (la fiesta es una emboscada en la que Iván revierte el intento de asesinato en su contra y lo convierte en el de su primo). Luego de invitar a Vladimir al banquete, le envía a Efrossinia la copa en que ahora sabe ésta vertió, años atrás, el veneno que mató a Anastasia. Ésta se extraña de que la copa esté vacía. En realidad Iván le está anunciando la devolución de una muerte por otra, la entrega del vacío, de la pérdida. La canción de cuna de Efrossinia para Vladimir (que es un personaje infantil y sin voluntad propia, un títere de las ansias de poder de su madre) también es una metáfora de sus deseos: trata del castor negro (que sería Iván, cuyo atuendo en la segunda parte ya no es el imperial sino una túnica negra larga con capucha) al cual los cazadores persiguen para matarlo y usar su pelaje para bordar la pelliza del nuevo Zar Vladimir. El mismo hecho de que la canción es de cuna (una canción para dormir) prefigura la muerte de su hijo, al cadáver del cual por segunda vez, perdida la razón, Efrossinia arrulla.

El asunto, bastante espinoso políticamente, del segundo final lo interpreto como una concesión a Stalin (quien de todas formas prohibió la exhibición de la película en el momento, lo cual le produjo al director un ataque cardíaco), ya que el final original es bastante fuerte. Luego del asesinato de Vladimir y la locura de Efrossinia (más la ejecución de los Kolychyov y la neutralización de Filipp) han sido exterminados todos los enemigos internos de Iván. Estando en la Catedral (donde ocurrió el último asesinato) Iván y sus opritchniki  se acercan al altar y rezan una especie de Credo diabólico, en donde ejecutan "un juramento de hierro" ante Dios: exterminarán a los enemigos del Zar y "mancharán sus manos con la sangre de los traidores, sin perdonarse a sí mismos ni a los demás". Iván eleva su mirada al Cielo pero se tapa los ojos, y dice como en una queja: "En nombre del Gran Reino Ruso". Es la justificación psicópata de sus atrocidades. Mira hacia el Cielo pero sin verlo, su terrible mano "justiciera" le cubre, le nubla, la vista. Por supuesto "La Conjura..." no podía terminar así: entra el color (Eisenstein nos está poniendo claro que es un final falso) y se ve a Iván en su trono haciendo la apología de su "justicia" como defensa de la soberanía rusa. Ésta película le fue encargada a Eisenstein por la dirección de Mosfilm en enero de 1941, cinco meses antes de la entrada en guerra de la Unión Soviética. Se incorporó al rodaje en septiembre de 1941 cuando empezó a trabajar sobre el guión, el storyboard, etc. Filmó las dos partes que conocemos y elementos de la tercera entre abril y junio de 1944. Fue, junto con "Berlín" de Iuli Raizman, la última película soviética inspirada por la Segunda Guerra Mundial. (Tomado de "El cine soviético (1930-1945)", ensayo de Barthélemy Amengual en "Historia General del Cine, volumen VII: Europa y Asia (1929-1945)", Ediciones Cátedra, S.A., Madrid, 1997). Las últimas palabras de Iván son: "a partir de ahora la espada de justicia brillará contra aquellos que ataquen la grandeza del Gobierno de Rusia y sobre ellos ésta vencerá", lo cual es evidentemente símbolo de la anhelada victoria sobre los alemanes. A Stalin no le gustó ver la metáfora de sí mismo en Iván en "La Conjura de los boyardos" y su estreno se pospuso ¡13 años!







1 comentario:

  1. Me dio ganas de salir corriendo a rentar la saga. La voy a ver este fin de semana : )

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