viernes, 22 de enero de 2021
Ulises,de James Joyce. Episodio 3: Proteo
viernes, 15 de enero de 2021
Ulises, de James Joyce. Episodio 2: Néstor
Episodio 2-
Nestor
Stephen está dando clases, y al
principio del episodio tenemos casi exclusivamente los diálogos en el salón de
clases alternados con el monólogo interior de Stephen y poquísimos fragmentos
narrados en tercera persona. La inmersión hacia el monólogo interior se hace
gradualmente desde el primer episodio y alcanzará su paroxismo en el tercero.
El uso de dicha técnica en los dos primeros episodios es en sí misma una guía
de lectura implícita.
Algunas perlas poéticas del inicio (traducción
mía)
La expresión en blanco de la cara
del muchacho le preguntó al blanco de la ventana.
El pensamiento es el pensamiento del pensamiento. Claridad
tranquila. El alma en cierta manera es todo lo que es: el alma es la forma de
las formas. Tranquilidad súbita, vasta, incandescente: la forma de las formas.
La clase que está dando Stephen es de historia, pero incluso en la
mañana escolar el mundo fantasmal acecha: los estudiantes aburridos le piden
que cuente una historia de fantasmas. Luego de haber todos leído su lección del
día, él satisface a sus demandas proponiéndoles una adivinanza que encierra
todo el dolor de su duelo omnipresente:
El gallo cantó
El cielo era azul:
En el cielo las campanas
Las 11 sonaban.
Tiempo es de que esta pobre alma
Al cielo sea llevada.
La respuesta: el zorro enterrando a su abuela bajo un acebo
De acuerdo a las notas de Sam Slote, esto es lo que en Irlanda se
llama una adivinanza sin sentido, o sea, una que no es se supone que tenga
respuesta. Cita el libro English as we speak it in Ireland de J. W. Joyce, en
cuya versión el zorro entierra a su madre y no a su abuela. ¿Por qué la sustitución? Se me ocurre que,
cuando sufrimos, nos sentimos lacerados constantemente. Todo lo que decimos o
hacemos lleva el sello de lo que sentimos. Ahora bien, en momentos como esos, para poder funcionar, como
por ejemplo Stephen en su trabajo, tratamos de ocultarlo y el incluir esta
adivinanza conocida en Irlanda es poder expresar su sufrimiento si mencionarlo directamente,
y alejar su relación consanguínea con el fantasma intenta matizar o
disfrazar su relación personal con lo que está diciendo. También podría ser un indicio del paralelo
shakespeariano cuando veamos más tarde a Stephen exponer su teoría sobre el
fantasma del papá del padre de Hamlet, la cual fue ya mencionada por Haines en
el primer episodio :
Mulligan : Él (Stephen) demuestra algebraicamente que el nieto de Hamlet es el
abuelo de Shakespeare y que él mismo es el fantasma de su propio padre.
Haines le dice a Stephen
que la torre y las montañas le recuerdan un poco a Elsinore, el palacio de
Hamlet, y cita las líneas de Horatio advirtiéndole que no siga al fantasma
(Hamlet, acto 1, escena 4, 71, indicado en las notas de Sam Slote)
Stephen le dice a Haines:
-
Leí una interpretación
teológica sobre ello. La idea de Padre e Hijo. El Hijo esforzándose por expiar
al Padre.
Cuando leímos
esto en el primer episodio, no sabíamos que se iba a convertir en un tema, un leitmotiv. Pero ahora que las ideas del fantasma, el hijo, el nieto, la
abuela vuelven en el episodio 2 comenzamos a percibir un arco que se dibuja. Un leitmotiv, para ser considerado
como tal, debe ser recurrente y formar parte del engranaje de la obra, de su
estructura. ¿Cómo lo hace? Aparece a lo largo del texto, va mutando a medida
que se desarrolla la acción, se anuncia en los momentos cruciales como una
trompeta apocalíptica, recordándonos que lo que leemos no es amorfo a pesar de
su longitud y, finalmente, da sentido al transcurrir de las palabras. Es una
boya en medio del océano de palabras.
Luego que los estudiantes salen del salón de clases para irse a
jugar hockey, Cyril
Sargent se queda, castigado por el señor Deasy, haciendo sumas matemáticas. Stephen
se ve reflejado en él y vuelven los pensamientos sobre el fantasma de su madre.
Vemos en su mente que se identifica con el zorro de la adivinanza, escarbando
la tierra de la tumba de su madre. Y aquí,
para más claridad y para que no nos quede duda de que vamos por buen
camino al encontrar el tema shakespeariano, Stephen resuelve su propio enigma: el fantasma de Shakespeare es el abuelo de Hamlet.
Al ver los números escritos por el estudiante, vienen a su mente los
moros, inventores de los números arábigos. Pero pronto regresa a su madre y sus
recuerdos de infancia, y se une en ellos con Sargent en este hermoso párrafo
que nos recuerda que Joyce era, ante todo, un poeta:
Como él era yo, esos hombros caídos, esa falta de gracia. Mi
infancia se inclina delante de mí. Demasiado lejana para que yo pueda tocarla aunque
sea una vez o por encima. La mía es lejana y la suya secreta a nuestros ojos. Secretos
silenciosos, pétreos, sentados en los palacios negros de nuestros dos corazones:
secretos cansados de su tiranía; tiranos deseando ser destronados.
(Todos los fragmentos citados los traduje
yo misma)
La siguiente escena, en la que Stephen
habla con el director, el señor Deasy, comienza con una metáfora del dinero
como conchas de mar vacías :
Símbolos también de belleza y de poder. Un
bulto en mi bolsillo. Símbolos ensuciados por la avaricia y la miseria.
Hablando de dinero, Deasy cita a
Shakespeare (Slote), la frase es de Yago que implora a Rodrigo en Otelo, acto
1, escena 3, 347.
Más adelante en la conversación se
encuentra la primera frase enteramente musical de la obra, dicha por Deasy, en
lo que suena como un hurra pero según Slote es parte de una balada anónima
llamada « El rocoso camino a Dublín » :
Lal the ral the ra, lal the ral the raddy.
En este diálogo hay menos monólogo
interior de Stephen y mucho narrador en tercera persona. Por eso es desestabilizante
cuando aparecen de repente tres párrafos de monólogo interior que comienzan con
un recuerdo suyo de infancia, donde leemos el nombre Cranly. En el tercer
párrafo pasa de los juegos de caballeros andantes de niños a imaginarse en las
justas como el caballero «querido de la derribadadenecesidad madre que parece
estar mareado de gatear », infantilizándose a sí mismo. En esta
conversación también se siente inferior a Deasy como se siente ante Mulligan,
esta vez por su falta de comprensión del valor del dinero, de lo que Deasy le
acusa, además de despreciarlo y llamarlo « feniano », que era un
grupo extremista separatista irlandés que creía en el uso del terrorismo,
ya que, Deasy, quien es anglófilo, piensa que su manera arrastrada (comedida, se
ufana) de ser irlandés ante el imperio británico invasor es la adecuada.
Luego Deasy le muestra orgulloso un
artículo escrito por él, el cual pretende que sea publicado, que «expone el
asunto en una cáscara de nuez», el importantísimo tema de una enfermedad
vacuna. Crucial porque « en el próximo brote impondrán un embargo sobre el
ganado irlandés. Y puede ser curado.» Luego Deasy embarca en un típico
galimatías antisemita, al que Stephen responde con su célebre frase :
La historia es una pesadilla de la que
estoy tratando de despertar.
Y llama dios a los gritos de los niños que
juegan,respondiendo al «los caminos de Dios son inescrutables» de
Deasy, en una posible lejana referencia a San Juan Bautista (¿Stephen el profeta?), la voz que grita
en el desierto:
Eso es Dios(…) Un grito en la calle.
Deasy decide ahora hacer un despliegue de
espléndida misoginia, justificándola con referencias bíblicas e históricas,
estas últimas erróneas, para evidenciar que, aparte de racista y misógino, es
un completo ignorante.
Para detenerlo, Stephen toma las hojas del
artículo que Deasy le ha pedido entregar en el periódico The evening Telegraph
para su publicación, antes de una breve cosa, en la que Deasy corre hacia
Stephen para dirigirle una última bromita antisemita.