sábado, 29 de junio de 2019

El sordo de Bonn

Es interesante el tema de la sordera de Beethoven, el cual intriga a todos. La música no se compone, como vemos en las películas, buscando las notas en un piano: es "oída" en la mente del compositor con algo que los músicos denominamos "oído interno". 

El oído interno forma parte de la compleja coordinación ojo-oído-mano/voz que los músicos desarrollamos durante nuestros estudios. Vasili Ilich Safónov, profesor de piano de Scriabin y Rachmaninov, lo llamaba "el telégrafo entre el cerebro y la mano". En el caso de los intérpretes, es el reflejo aprendido mediante el cual los signos musicales leídos se transforman en movimientos corporales. Simplificado y aplicado al piano: el ojo ve la nota y automáticamente la mano toca la tecla. Entre ambas acciones, la música es oída en el cerebro ANTES de que el instrumento produzca el sonido. El arte de la interpretación se produce en este microsegundo. 

La primera etapa del aprendizaje de dicha habilidad consiste en OÍR la partitura al leerla, antes de tocarla. El ojo ve el dibujo musical y el cerebro lo traduce en sonido, reconoce que es una escala, un acorde, un arpegio, etc., y después de años de estudio se reconoce también la frecuencia: se OYE en el cerebro ANTES de tocar. Cuando se es ya profesional, el proceso deviene aún más complejo y se convierte en el arte de la interpretación musical.

Dicho arte consiste, no sólo en oír la partitura antes de tocarla, sino de decidir la manera particular en que uno transmitirá ese texto. Esto se diseña de antemano mirando la partitura, y se oye en la mente previo a cada frase de la interpretación. El paralelo más cercano lo encontramos en las artes escénicas: no todos los actores harán la misma interpretación de un texto dado, por ejemplo, del monólogo de Hamlet.

Es por esto que un intérprete es capaz de mirar una partitura y sin tocarla/cantarla saber si es una bella música o es técnicamente difícil. En el caso de nuestro querido Beethoven, y en general de los compositores, se produce el proceso inverso.

El compositor OYE EN SU MENTE su música, que es la combinación de la inspiración (la cual es inexplicable, misteriosa, divina,etc.) y el conocimiento previo del lenguaje musical, además de su técnica compositiva y sus referentes musicales y culturales. Luego lleva al papel lo que está oyendo, y el oído físico no tiene absolutamente nada que ver.

En el caso de Mozart, este telégrafo entre el cerebro y la pluma era muy fluido, y sus partituras autógrafas no tienen prácticamente ninguna tachadura, era como si simplemente tomara dictado de su mente. Beethoven tenía un poco más de dificultad en transcribir lo que oía en su mente sobre el papel, pero no a causa de su sordera.

Cuando Beethoven escribía la música que oía en su interior, al leerla la comparaba con lo que había oído antes en su cerebro, y se daba cuenta de que algunas veces no era exactamente lo mismo y la tachaba; sus partituras autógrafas están llenas de borrones. Y probablemente le haya sido tan difícil porque escribía música revolucionaria, que se alejaba del canon clásico, de Haydn y de Mozart.

¿En qué consistía dicha revolución? La manera de escribir clásica era un poco como una receta de cocina. Pongamos un ejemplo fácil de cómo una forma musical es una receta: las canciones pop actuales. Sabemos que todas tienen un estribillo o coro y estrofas en las que la música se mantiene igual (pero distinta al estribillo) y la letra cambia. En el período clásico (llamamos "clásica" a la música académica en general, pero en realidad el período clásico es el que corresponde en Europa a la primera mitad del s XIX y cuyos máximos representantes fueron Mozart y Haydn) la estructura se distribuye en grupos de compases que son múltiplos de 8. La forma musical por excelencia de este período es la sonata, cuando es interpretada por instrumentos solistas o grupos de cámara, y la sinfonía, que es una sonata para orquesta.

La forma sonata estaba muy bien definida cuando Beethoven entró en escena. Tiene básicamente tres partes: la exposición, el desarrollo y la reexposición. Aunque todas las sonatas suenan diferente, todas corresponden a este esquema. Ahí Beethoven tiró una bomba, a veces suprimiendo alguna de estas tres partes, o escribiendo una reexposición que no era necesariamente igual a la exposición, o sustituyendo alguna de las partes por otra forma musical completamente ajena.

Pero lo más revolucionario fue su lenguaje musical. Incluso en las sonatas de carácter más dramático (Mozart escribió sólo dos, cada una correspondiente a la muerte de cada uno de sus progenitores), la forma determinaba el lenguaje. Para Beethoven lo más importante era expresar las emociones humanas. La música de Beethoven no era música para la corte, no era escrita para entretener. A medida que su vida y su enfermedad avanzaba,la música que escribía se debía cada vez más a la Idea, al Hombre, y menos a la alta sociedad, a la Corte o a Dios. 

Representar las emociones en música requería otro lenguaje. Beethoven empezó por utilizar la forma sonata que tenía a su disposición. Le insufló un espíritu distinto, más trágico (como en las sonatas Patética y Apassionata). Luego la forma sonata empezó a quedarle pequeña, y, a pesar que siguió usándola hasta el final, la cambió de manera que al oído resulta irreconocible, como en el caso de las cinco últimas sonatas para piano o la Novena Sinfonía.

Beethoven no fue sordo de nacimiento, sino que sufrió de una enfermedad degenerativa, probablemente provocada por las palizas recibidas de su padre alcohólico cuando niño. Aquí pueden leer un artículo sobre esta dolencia suya. De joven era un pianista virtuoso, sociable y preferido de las damas. Dirigía sus propias obras, y vivía de la dirección y publicación de las mismas. Para la dirección de orquesta sí necesitaba de la audición, y por eso ocultó su condición al principio, para no perder oportunidades de trabajo. Recordemos que Beethoven no trabajaba para ninguna corte o noble: era un músico independiente, lo que ahora llamaríamos un freelance.  

A medida de que su condición empeoraba, también lo hacía su carácter y terminó aislándose. Hay un documento histórico que está disponible aquí, conocido como el Testamento de Heiligenstadt, que es una carta que le escribió a sus hermanos explicándoles desde el fondo de su alma, sobre el dolor moral de la pérdida de la audición y cómo esto cambió su vida para siempre:

"¡Ah! Como era posible que yo admitiera tal flaqueza en un sentido que en mí debiera ser más perfecto que en otros, un sentido que una vez poseí en la mas alta perfección, una perfección tal como pocos en mi profesión disfrutan o han disfrutado. Oh, no puedo hacerlo, entonces perdonadme cuando me veáis retirarme cuando yo me mezclaría con vosotros con agrado, mi desgracia es doblemente dolorosa porque forzosamente ocasiona que sea incomprendido, para mí no puede existir la alegría de la compañía humana, ni los refinados  diálogos, ni las mutuas confidencias, sólo me puedo mezclar con la sociedad un poco cuando las mas grandes necesidades me obligan a hacerlo. Debo vivir como un exilado; si me acerco a la gente un ardiente terror se apodera de mí, un miedo de que puedo estar en peligro de que mi condición sea descubierta. Así ha sido durante el año pasado que pasé en el campo, ordenado por mi inteligente medico a descansar mi oído tanto como fuera posible, en esto coincidiendo con mi natural disposición, aunque algunas veces quebré la regla, movido por mi instinto sociable, pero qué humillación cuando alguien se paraba a mi lado y escuchaba una flauta a la distancia, y yo no escuchaba nada, o alguien escuchaba cantar a un pastor, y yo otra vez no escuchaba nada. Estos incidentes me llevaron al borde de la desesperación: un poco más y hubiera puesto fin a mi vida. Sólo el arte me sostuvo, ah: me parecía imposible dejar el mundo hasta haber producido todo lo que yo sentía que estaba llamado a producir, y entonces soporté esta existencia miserable,verdaderamente miserable; una naturaleza corporal hipersensible a la que un cambio inesperado puede lanzar del mejor al peor estado(...)"

Y fue justamente en esta etapa horrible de su vida, cuando lo único que le quedaba era la música, que  Beethoven se elevó más allá de su época y de todas las épocas.


Escena de la película Immortal Beloved, con Gary Oldman en el papel de Beethoven, en donde se representa el momento de la vida real del estreno de la Novena Sinfonía

Artículo en inglés sobre el tema ¿Cómo pudo Beethoven componer siendo sordo?


Geraldina Mendez, 29 de Junio de 2019, para la iniciativa #beethovenparatodos en Twitter. Actualizado el 8 de Enero de 2020, para las iniciativas de Twitter #Beethoven2020 y #Beethoven250 en el 250 aniversario del nacimiento del Maestro.









sábado, 2 de marzo de 2019

Análisis polifónico del episodio 11 del Ulises de James Joyce: Sirenas

Joyce no era un compositor, a pesar de que cantaba y leía música. Eso quiere decir que si él sugiere que hay una fuga en lo que escribió, ésta no va a ser una fuga estricta aunque por ironía él la llame "según los cánones". ¿Qué es lo que sabe una persona que tiene nociones de música sobre la polifonía? 

-Que hay un grupo de sujetos que se repiten.
-Que hay escenas que transcurren paralelamente a otras y son de igual importancia.
-Que este transcurrir tiene una estructura en partes, las cuales dependen de la recurrencia de los sujetos.

¿Qué claves dio Joyce sobre este capítulo que están documentadas?

-Una hoja que utilizó para armarlo donde está descrita la estructura de una fuga (captura tomada de "Boylan's fugue on Sirens", de Guillermo Sanz Gallego)

-Un comentario que le hizo a George Borach sobre el que había un quinteto dentro del capítulo como el de los Maestros Cantores de Núremberg de Wagner:

Dicho quinteto tiene en efecto una estructura imitativa. Aquí pueden oírlo:

Hay dos sujetos: una escala ascendente cromática y una escala diatónica descendente. Ambos motivos se pasean de una voz a la otra. Aunque no lean música pueden ver resaltados dichos sujetos ya que visualmente es evidente:







Esta idea de una escena de ópera también nos indica que la entrada y salida de personajes en el bar es importante, como lo es en un acto de ópera. Un acto de ópera está dividido en escenas y cada escena comienza a la salida o entrada de un personaje. 

Lo primero es jugar el juego propuesto por Joyce de buscar en todo el episodio los motivos que él escribió en una lista al principio del mismo.  Para encontrar la estructura lo analicé como un acto de ópera, definiendo cada escena con la entrada o salida de personajes. Las líneas polifónicas están definidas por los personajes que interactúan entre sí. En el mismo espacio hay personas hablando y personas sentadas aparte como Bloom. Boylan está fuera del bar, luego entra, después sale y se va donde Molly y por eso es una línea aparte. Boylan y Bloom de vez en cuando participan de la línea melódica cuando interactúan con los otros personajes, pero en general ambos motivos están en contrapunto con el resto del grupo por 2 razones:

- La mayor parte del tiempo Boylan no está en el bar.
- La mayor parte del tiempo Bloom está aislado del resto.

En las fotos siguientes está el análisis de escenas por personajes y episodios:






Tenemos una estructura en 8 partes:

1. Obertura: Lista de motivos.  En las oberturas de ópera por lo general se contienen todos los motivos que serán utilizados en el acto.

2. Exposición de la fuga: A cada entrada de un nuevo personaje corresponde un episodio Bloom y podemos decir que es el sujeto principal que determina la estructura. El contrasujeto es Boylan. Un contrasujeto aparece cada vez que aparece el sujeto (su aparición depende de la del primero).

3. Amoroso ma non troppo: está indicado en el texto, dicho por Cowley, y coincide con el quinteto de Wagner, que es Andante ma non troppo, y comienza en "First night when I first saw her..."(La primera noche que la vi), dentro del cual hay un episodio en que se habla de cómo se conocieron Molly y Bloom. Sabemos que es una parte distinta de la estructura porque no tiene polifonía y solamente hay dos temas uno de los cuales está ausente en el resto del capítulo (Molly).

4. Desarrollo de la fuga. En esta sección el sujeto es Boyland y el contrasujeto es Bloom. Quiere decir: el motivo que determina la estructura es Boylan. Como en una verdadera fuga el desarrollo es más corto que la exposición y hay muchos más sujetos interactuando, o sea, la estructura es un más fragmentada. Debido a la intercambiabilidad de las funciones de los sujetos Bloom y Boylan, podríamos deducir que se trata de una fuga doble.

5. El desarrollo acaba en el episodio "Number it is-It's on account of the sounds it is". En este pequeño fragmento nos "explica" cómo funciona el capítulo. Es un episodio aparte porque no es contrapuntístico y el tema es completamente diferente del resto.  Es lo que nos indica que hay una sección que ha terminado. 

En la siguiente foto está la información que sacamos de este fragmento, que es una especie de guía de lectura interna:


Como Joyce le había comentado a alguien, es allí donde dice que el número de partes es 8 (de una manera irónica porque la suma que propone da 7 en el texto pero en realidad es 8). Todas las multiplicaciones y divisiones son para confundir o para que el analizante decida cuál va a ser su criterio.  Este análisis mío no es definitivo, pues el análisis musical es interpretativo y lo que yo dejo fuera de esta supuesta "información" puede que otra persona lo incluya en su propio análisis.  Pero en análisis musical las ideas con las que se construye dicho análisis deben estar respaldadas por la evidencia de lo que uno encuentra en el texto y su recurrencia. Es lo que le da validez.

6. Stretto. Hay tres características del stretto de fuga que se encuentran en el fragmento siguiente. Es el momento de mayor fragmentación de motivos, todo el mundo habla/canta al mismo tiempo superponiéndose y en la armonía aparece en el bajo la quinta del acorde de dominante (que anuncia en música que el final se acerca) y en este caso es el Tap del afinador ciego. La estructura del stretto va a estar determinada por la presencia de estos taps. En una fuga es normal que a medida que se avanza las partes musicales sean cada vez más cortas y fragmentadas; dicha fragmentación es el desarrollo en sí.

7. El hecho de nombrar las sirenas y el quinteto nos indica el fragmento siguiente que es el quinteto.  La mención a este quinteto simplemente viene del hecho como ya dijimos más arriba de que Joyce amaba la ópera Los maestros cantores y quería incluir un quinteto en su fuga. Probablemente toda la idea de un capítulo polifónico-operático fue inspirada por esa ópera de Wagner  y particularmente por la estructura de este quinteto que es su episodio favorito y el cual cantó en 1909.

8. Coda: comenzando con un Tap tenemos una pequeña lista caótica como la del principio que correspondería a la coda o final. 

En conclusión: el episodio tiene la estructura de un acto de ópera fugado con su obertura. Hay gente cantando, hay recitativi (gente hablando), hay ruidos (el diapasón, los instrumentos de la banda que pasó, el timbre para llamar al mesero, el reloj, la campana, un cascabel que es el sujeto de Boylan instrumental cuando está ausente, los aplausos, el bastón del ciego, el caracol, el piano, dedos tronando, los pedos de Bloom, el ruido del carruaje de Boylan) que corresponderían a la orquestación; hay un quinteto con imitaciones canónicas (de la palabra canon) como el de Los maestros Cantores de Wagner, que fue lo que inspiró a Joyce a escribir este capítulo operático; hay muchas referencias musicales de tres óperas (La Sonnambula de Bellini, Don Giovanni de Mozart y Martha de Von Flotow) y muchas canciones populares irlandesas. Llamarlo fuga "según las reglas" (per canonem) puede ser una ironía, porque, aparte de la técnica contrapuntística (que está presente) toda fuga es distinta, a diferencia de otras formas musicales, como la sonata. A menos que quisiera decir: esto es una fuga con sujetos y contrasujetos, una exposición, un desarrollo, un stretto y una coda, que no se encuentran necesariamente en todas las fugas de la misma manera (aparte de que esta fuga tiene dos episodios carentes de polifonía). Pero es posible reconocer, haciendo los paralelos correspondientes, una forma fugada. 


Geraldina Mendez, 2 de Marzo de 2019. Para la lectura colectiva del Ulises de James Joyce #Joyce2019

martes, 18 de diciembre de 2018

De los juegos de azar en la literatura rusa

El boom de los juegos de azar en la Rusia zarista comenzó en los últimos años del gobierno de Ekaterina II. Era común ver en las reuniones sociales grupos de jugadores, y la atracción por esta actividad aumentó incluso hasta ocasionar la interrupción de importantes reuniones de estado por una partida de algún nuevo juego de moda. El pico de popularidad de los juegos de azar entre la nobleza rusa se alcanzó a principios del s XIX, cuando de cada dos personas, una era adicta a ellos.

Los juegos de cartas se convirtieron en un mito de la época que comenzó a ser un tema en la literatura. Su influencia, tanto en la vida de personas reales como de personajes literarios, puede ser ilustrada con el siguiente ejemplo. En 1802 hubo un escándalo en Moscú ocasionado por el príncipe Alesandr Nikoláevich Golítsin, quien perdió en un juego de cartas a su esposa, la princesa María Grigórievna, nacida Vyazémskaya, contra el conde Lev Kirílovich Razumóvsky, conocido como le comte Léon. Hubo divorcio y la princesa se casó con el conde, lo que dio un vuelo inesperado al escándalo.

De entre los escritores rusos, Pushkin fue un jugador compulsivo, y está documentado en una lista de ávidos jugadores de cartas moscovitas, donde en 1829 él mismo escribió: “-¡Antes morir, que no jugar!”. Llegó a apostar sus obras, y perdió en un juego el cuarto capítulo de Eugenio Onéguin ante un compañero de viaje casual cerca de Pskov. Basada en su Dama de Picas, escribió Chaikóvski su famosa ópera homónima, de cuyo libreto, escrito por su hermano Modesto, sale una frase que ahora pertenece a la tradición oral del país: “-¿Qué es nuestra vida? ¡Un juego!”.

Dostoyévski fue un adicto a la ruleta conocido, y se dice que su obra El jugador es autobiográfica. Para pagar sus deudas de juego llegó a vender los muebles de su casa. Existe un análisis psicoanalítico del escritor, escrito por Erich Fromm.

Gógol utiliza el tema de las cartas en sus novelas Los jugadores y Mascarada. En la primera es un modus vivendi, en la segunda una diversión mundana que se convierte en arma de venganza. En Chtoss (nombre de otro juego de cartas de azar, uno de los más antiguos) de Lérmontov las cartas son un ritual deseado que obliga a olvidar el mundo real. Cabe destacar que esta novela quedó inacabada: Lérmontov fue asesinado en un duelo.

Lev Tolstoi no se quedaba atrás a la hora de jugar un partido de cartas, pero le interesaba ante todo el código de honor del juego. Un ejemplo: durante un juego Afanasii Afanásevich Fet se inclinó a tomar del suelo un billete de diez rublos caído. Según el código social del juego, lo que caía de la mesa de juego se consideraba botín de los lacayos. Como crítica ante el gesto indigno de su congénere, Tolstoi prendió en fuego un billete de cien rublos, para iluminar su búsqueda.

El significado específico de las cartas se debe a su naturaleza doble. Por un lado, se utilizan en un juego, que implica un conflicto entre dos partes, del cual una parte sale ganadora y la otra perdedora. Por otro, también se utilizan en la adivinación, y esto les confiere un poder predictivo y programador. Estos dos mecanismos tienden a intercambiarse cuando se escribe sobre ellas.

Existían dos tipos de juegos de cartas: los “comerciales” y los de azar, propiamente dichos. El triunfo en los primeros (tales como el vint, al que Tolstoi hace referencia en La muerte de Iván Ílich), dependía de la pericia en el juego, mientras que en los segundos lo hacía exclusivamente de la suerte, por lo que tenían mala fama. A este tipo de juego de cartas pertenecía el del faro o pharaon, el que juegan Rostóv y Dólojov en Guerra y paz; Dostoyevski lo incluye en Los hermanos Karamazov y Pushkin en La dama de picas.
  
En este juego, para un ponter (quien apuesta el dinero sobre la carta) inexperto y nervioso, un banquero (quien recibe la apuesta y reparte las cartas) de sangre fría puede convertirse fácilmente en la encarnación del destino. Es de notar en la escena entre Dólojov y Rostóv la particular "demonización" del comportamiento del primero y la transformación de la atmósfera, en la cual el segundo se siente atrapado y desesperado. Dólojov, que tiene fama de ser un tramposo en el juego, ha recibido una negativa de Sonia a su proposición de matrimonio porque ella ama a Rostóv, y por eso lo invita a jugar para en cierta forma “batirse” con él (es un duelista profesional) y humillarlo a su vez en el único terreno donde sabe que puede ganarle. Es una venganza: Dólojov juega hasta ganar 43 mil rublos, ya que 43 es la suma de su edad con la de Sonia. Rostóv ha caído bajo el influjo del juego y no puede librarse de él, y sostiene un diálogo interior típico tolstoiano en el que anhela la inocencia de su état d'âme anterior a esta vuelta inesperada del destino y enfrentado a quien él, ingenuamente, creía su amigo. Se dice: yo estaba en esta misma mesa observando esas mismas manos de Dólojov que reparten las cartas. ¿Cómo llegué a este punto, por qué y cómo cambió todo, y por qué no puedo irme? Al final del juego, Dólojov le descubre la razón de su venganza: “Afortunado en el amor, desafortunado en el juego.”

Luego de haber perdido, Rostóv desearía meterse una bala entre los ojos. ¿Por qué? Porque una deuda de juego es una deuda de honor. Según el escritor P. A. Vyazémski, en ningún otro país los juegos de cartas han adquirido la importancia que históricamente han tenido en Rusia, y es uno de los grandes temas de su literatura. Las cartas representan la fatalidad, el destino y el dominio de fuerzas sobrenaturales sobre el ser humano.

Geraldina Mendez  

Fuentes:

Лотман Ю. М.«Пиковая дама» и тема карт и карточной игры в русской литературе начала XIX века en http://feb-web.ru/feb/pushkin/critics/lot/lot-786-.htm?cmd=p

Карточные игры в русской литературе
en https://pokeristby.ru/novosti-pokera/kartochnye-igry-v-russkoj-literature-post-4325/

https://diletant.media/articles/35633190/?fbclid=IwAR3XYtMeXFMtx9T7hE_T5ydrq2AD8XMMYFaVzT1zIBqVRAK-YBkaYIiTnCI

https://touch.otvet.mail.ru/question/198289153?fbclid=IwAR0_meMY24C2cW-shAF5Tl3riLkC6j7i7OgurhqkWr2yw2YvStTzP7Kao-I

https://www.juegos-de-azar.com/faraon.htm?fbclid=IwAR1HoByirhBt12WMWQzXQ5_YOMDKF81PBwj237D17wTOF91PcMApZD_Ytw8

https://knowledge.allbest.ru/literature/2c0a65625b2ad68b5d53b88421306d26_0.html?fbclid=IwAR0cSbJmjfJCKsR9YUVMuZniyPh3MXcG9pYDc_OW-FYbaaOxsuj91ycaozw

https://books.google.ca/books?id=_1U0AQAAMAAJ&pg=PA399&lpg=PA399&dq=juego%20faraon%20banquero%20ponter&source=bl&ots=8tx_BVEVdK&sig=u9m_evOFP2iqD8YxT6Q6eEouBDQ&hl=fr&sa=X&ved=2ahUKEwj2oe2d1qjfAhXkT98KHa3vBDMQ6AEwGHoECAUQAQ&fbclid=IwAR3OM-3RMjcmEr1BIGZUNG06HMIrwsx2gUOYDI7cBSZus7Uxhb-Ndecm1UA#v=onepage&q=juego%20faraon%20banquero%20ponter&f=false

lunes, 26 de febrero de 2018

Talento y locura

A veces creemos que lo que nos hace únicos, originales, especiales, es nuestra locura, nuestra adicción, nuestra enfermedad. Permanecemos embrujados por quien en realidad es nuestro carcelero porque la vida cotidiana, sus exigencias, sus expectativas, nos aterran, nos ahogan, nos hacen desaparecer. Pero en realidad no es allí donde reside nuestro talento. La locura nos quita tiempo, sueño, tranquilidad, disciplina, todo aquello que necesitamos para realizar, diariamente, el trabajo creativo.

La vida cotidiana y el statu quo pueden resultarnos aterradores, y no sin razón. Se roban la magia, la cuota de absurdo necesaria para respirar. Son los rieles terribles de un tren que podría llevarnos adonde no queremos ir. Caemos entonces en el cliché del artista maldito, confundiendo el pathos con hacer un drama para sentirnos vivos de nuevo. Nos volvemos adictos a la adrenalina, a la inestabilidad, al sufrimiento, porque eso nos procura una versión deformada del éxtasis, una caricatura de la catarsis que es crear.

Existe una lamentable confusión entre el desenfreno y el descontrol y por otro lado el lado oscuro o salvaje de la psique, que no necesita domesticación ni salvación. La fuerza salvaje es fertilizadora, creadora; el desenfreno es estéril. Lo salvaje funciona a favor nuestro, es como un viento terrible que sin embargo, en medio de la tormenta más cerrada, lleva nuestro barco a puerto. El desenfreno sirve para embriagarnos de emociones durante un momento, por un tiempo. Pero quedaremos con las manos terriblemente vacías, con obras mediocres. O, en el peor de los casos, encontraremos la muerte, como los músicos del "club de los 27".

Creamos no gracias a nuestra locura, sino a pesar de ella. Jackson Pollock produjo sus pinturas más significativas durante el verano de 1950 cuando Lee Krasner se lo llevó a vivir a los Hamptons para alejarlo de alguna forma de la bebida. Pollock creaba no por ser alcohólico; de hecho, en esa época, que fue tranquila y feliz para él, estaba desintoxicado. El alcohol fue lo que hacia el final de su vida lo llevó a la crisis creativa y a la muerte.

Hay que dejar de glorificar a la locura como a una musa. El hecho de que muchos grandes artistas hayan tenido problemas mentales no significa que eso es lo que los hizo geniales. Robert Schumann en uno de sus ataques maníacos se dañó una mano, lo cual frustró su carrera de concertista de piano. No fue precisamente en el manicomio, donde murió, el lugar que acobijó su maravillosa obra musical. La locura y el vicio no son bonitos, no son excitantes: son trágicos, son una desgracia.

Tenemos que defender nuestro derecho a ser diferentes, con las uñas, con las garras, con los dientes. Pero no actuemos como nuestro peor enemigo al tratar nuestra locura como un don: no lo es. Está de hecho ahogando nuestro verdadero talento y obstaculizando nuestra capacidad de trabajo. No le debemos ningún sacrificio a ese dios del sufrimiento al que nos creemos plegados. 

FInalmente, citaré a Konstantín Stanislavski, el creador de la moderna técnica de actuación, quien, en su autobiografía "Mi vida en el arte", escribió: "En el caos no puede haber arte." 




martes, 3 de marzo de 2015

La belleza es una toxina

Si la belleza fuera la armonía entre las partes, no existiría la belleza de lo "no bello". Hay muchas cosas terribles que son absolutamente hermosas. No son simétricas, ni "agradables" a la vista o al oído en el sentido tradicional de la palabra, no necesariamente "causan placer a los sentidos". Las cosas más bellas chocan, impactan, impresionan.

Ante la belleza somos confundidos. Nos dejamos llevar por ella, así que tiene cierta cualidad estupefaciente. Médicamente, según el DRAE, el estupor es "disminución de la actividad de las funciones intelectuales". Por eso es una entelequia que ante algo o alguien hermoso tengamos suficiente control sobre nuestras reacciones como para analizar la naturaleza de lo que nos perturba.

Por la belleza somos confundidos, llevados adonde no queremos pero adonde secreta y ardientemente deseamos. El ideal de la belleza es dado por la búsqueda de esa sensación intoxicante que puede llegar a ser incluso incómoda o dolorosa. Por eso nada más lejano de la belleza que ese balbuceo acerca de la estética.

El placer es un asunto totalmente distinto. Puede haber placer en el sufrimiento, y no solamente en el masoquismo. Oír una y otra esa música que conmueve hasta las lágrimas, ese dulce dolor ¿no es placentero? Sí existe una conexión entre la belleza y la búsqueda del placer, que roza lo prohibido. Cuando algo nos afecta tan profunda y animalmente tendemos a defendernos con eufemismos, en este caso el deplorable eufemismo de "lo bonito".

Lo bonito es lo hermoso despojado de su mitad animal. Siempre que tememos algo le arrancamos su lado peligroso y lo reducimos a algo manejable. Nunca hay que subestimar el poder de la negación. Vidas enteras transcurren segadas, reducidas a "lo armonioso", al rechazo de "lo negativo". Se rehúsan al abandono, a la embriaguez. 

Lo bello se caracteriza en primer lugar por su capacidad de conmover hasta el tuétano, por permear la consciencia hasta llegar a lo inconsciente. Hay en lo bello no necesariamente armonía en el sentido de simetría, pero sí claridad, como decía Pierre Boulez acerca de la buena interpretación de las obras contemporáneas: hay inteligibilidad. No necesariamente implica comprensión: es a veces la inteligibilidad  de lo inefable, y justo esa incapacidad del receptor de articular, ese "quedarse mudo" es uno de los dones más poderosos de la belleza. El otro es su capacidad de llevarnos a donde no necesariamente queremos ir pero quizás estábamos predestinados a hacerlo. Esa predestinación no es metafísica sino más bien matemática, como el resultado de una ecuación el cual se obtiene al simplemente ingresar unos datos y dejarlos transformarse al pasar a través de una ecuación para alcanzar la igualdad. En esta ecuación de la belleza somos introducidos pero al salir somos cambiados, convertidos. Y esa cualidad transfiguradora de la belleza es la que nos empuja a perseguirla obsesivamente en las obras de arte, como en el amor.

Lo bello impacta y su poder radica en la vibración de consanguíneas moléculas. El contacto con lo bello nos embellece de cierta manera, y de cierta secreta manera lo sabemos y desesperadamente lo anhelamos.

Lo bello intoxica y, como en ciertas ceremonias chamánicas, es una intoxicación catártica con la que sin darnos cuenta buscamos alguna clase de iluminación. 





miércoles, 11 de febrero de 2015

Sacando música de las piedras

Para traer al mundo físico esa abstracción que son las notas en el papel lo primero es el silencio, el no saber, la inacción. Cada música interpretada es traída de nuevo al mundo, adonde antes de ello no existía. Había la quietud, la inmovilidad, el orden del aire no perturbado por las ondas de sonido. En el cerebro, la oscuridad, el desconocimiento, la ignorancia.

Leemos, y un haz de luz atraviesa la consciencia: hay una música en el papel que pugna por la tridimensionalidad, que clama por la existencia, por la pertenencia al mundo de las moléculas alteradas, vibrantes en el espacio antes sólo pleno de oxígeno sin sentido. 

Durante el proceso, el sonido es una piedra sin forma. Hay que crear la coreografía de ese golpear la piedra, herirla: luchando contra la resistencia ante la silueta, el ritmo, la velocidad. Pedazos y pedazos otrora sin sentido se van uniendo en una cadena irrompible de sucesos musicales unidos por el latido invisible del tempo, van ganando un rostro surgido de miembros que a diario realizan tareas banales por siempre olvidadas.

Piedra somos nosotros mismos: a través de la práctica nos moldeamos también, antes amorfos y mudos, ahora rindiéndonos a refinados movimientos, a la danza del cincel. Piedra somos antes de que la música nos atraviese como un rayo, volviéndonos chispa, encendiéndonos, cambiándonos para siempre. Piedra es el mundo antes de que con música le demos forma y le insuflemos una vida otra que la de la carne siempre deseosa y hambrienta, una que teniendo raíces en lo inefable (pues la música no puede ser dicha con palabras sino que está hecha de su propia sustancia la cual se dice a sí misma) es sin embargo tremendamente física y físico es el impacto sobre toda otra carne que se atraviese en su carrera de ondas enloquecidas pero terriblemente conscientes y dirigidas con una voluntad toda que antes de esa escultura del aire era sólo un caballo desperdiciado. Escultura viva y vibrante, que se autoinvoca y se trae a sí misma al mundo en cada concierto, teniéndonos como rehén y mago obligado, carne conductora de magias que se pasean por los siglos como fantasmas obstinados en no morir.




viernes, 23 de enero de 2015

Bailar con las manos

En música, saber implica la automatización de un movimiento. Nos sabemos una pieza cuando las manos realizan una serie de movimientos ensayados de antemano sobre un instrumento y se obtienen unos sonidos sabidos y esperados. Toda esa coreografía, esa danza de las manos está determinada por una imagen musical anterior al movimiento, ya sea producto de la lectura de una partitura o de la respuesta al dictado del oído interno en el caso de la improvisación.

Los que hemos dado clases conocemos bien la situación siguiente: el estudiante trae una pieza a clases, pero no "le sale". Inmediatamente se defiende: pero si yo me la sabía. Claro que dicho pobre estudiante no está mintiendo: se ha sentado al instrumento, ha leído y ha repetido la pieza unas cuantas veces. Y va bien. Sólo que el proceso no ha concluido porque la repetición de los movimientos no ha alcanzado la inconsciencia del automatismo, lo cual no es otra cosa que la capacidad de cerrar los ojos y dejarse llevar por el cuerpo, que ya sabe a dónde dirigirse.

Esta sabiduría física por supuesto que tiene como coreógrafo al cerebro. La memorización como reproducción exacta de sonidos es mal vista en el mundo de las ideas porque implica repetición sin análisis, pero en música (y danza, y teatro) es un don. También en el caso de la memoria mecánica o procedimental puede existir la falta de análisis, y cuando la pieza está lista es incluso deseable en el momento de la ejecución. Pero de no existir tal análisis en el proceso previo de familiarización con el material, en primer lugar se dificulta la memorización mental y luego de completado todo el proceso, la interpretación carecerá de organicidad. Será un balbuceo sin sentido en que las sílabas se confunden y no forman "palabras" musicales. El sonido resultante no podrá comunicar nada porque carece de fondo.

¿Cuál es el decir de este lenguaje musical? No ciertamente la traducción en palabras del contenido musical. La música es un decir en sí misma y no requiere de otros medios de comunicación para manifestarse que la propagación en el aire de las ondas sonoras y la recepción a través del oído. ¿Cómo comunica la música? Tañendo las cuerdas secretas de las emociones y haciéndolas vibrar a su frecuencia y ritmo, tocando indirectamente nuestros pensamientos a través de la experiencia de haberse visto envuelto en ella.

Para un músico la transformación física derivada de adaptar el cuerpo a la producción del sonido y el ser atravesado por éste, segunda caja de resonancia de carne y hueso, transforma nuestras moléculas en una especie de ionización sui generis, como la luz o un bombardeo de partículas lo hacen con los átomos que se cruzan en su camino. 

Los caminos de la música son transitados no en sueños, sino corporalmente, como alguien me dijo una vez: "la punta de los dedos es tan importante en el piano como lo es para aquellos que escalan montañas con las manos." 


jueves, 6 de noviembre de 2014

Amor o tarea

Quizás ese sea el secreto: que uno ama una música y se mata por tocarla. No es que sea “una tarea”. No se trata de tareas, sino de amor. 

Se sufre cuando se impone el instrumento como una tarea. Pero no cuando es “el trabajo” porque como trabajo se lo ama. Y tampoco cuando se enamora uno de alguna obra. Amo a Mozart porque quien no ama a Mozart no quiere a su mamá. 

Defino "tarea" para los efectos de esta divagación. Es relacionarse en la intimidad con el propio instrumento con matrices impuestas desde afuera, por más benévolo y bienintencionado que éste "afuera" sea. Cualquier proceso de aprendizaje es la asimilación de lo aprendido. Asimilar es convertir algo en parte de uno mismo, reinterpretarlo. No es un parche. Cuando estudié Química (en otra vida) nos decían que uno de los objetivos de nuestro entrenamiento era "hacernos pensar como un químico". Detengámonos en esta afirmación. Cuando entramos en el Instituto éramos "bachilleres" (el cual era un estado que bien te hacían sentir era preferible abandonar) y debíamos salir químicos de pensamiento y acción. En Corintios  1 13:11 escribió San Pablo: "Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño." Todo aprendizaje implica convertirse en otra persona. Como un reptil, botamos esa piel anterior de cuando-no-sabíamos y somos toda una nueva serpiente.

Hay quienes enseñan algo muy malo: que para que te tomen en cuenta debes tocar algo muy raro porque no tienes otro chance. Que si tocas algo amado de todos la gente no te querrá porque siempre habrá alguien que lo tocará mejor. Y es verdad. Siempre habrá alguien que odie como lo vas a tocar. Pero también habrá alguien que te preferirá a ti, y en todo caso, quizás sea más importante estar disponible para ciertos públicos que de otra manera jamás podrían oírlo. Y así otros muchos escenarios en que puedes ser tú mismo sin competir con nadie, pero aún más importante tampoco competir contigo mismo. Todos hablan de esa competencia con uno mismo como algo positivo, cuando en realidad es una abominación. Uno está para ser su mejor amigo. Uno contra el mundo.

Pero la motivación ¿entiendes? La motivación. No es “tocar bien”, no es “gustar”: es que te enamoras de una música en el presente y vas y la tocas. O que debes tocar algo para ganarte la vida y lo lees y te enamoras. Pero esa vitrina de “ser buen pianista”… no si eres demasiado roquero como para querer que alguien vea tus pequeños defectos (yo lo llamo idiosincrasia) y los "limpie". No quiero ser “reparada”. Esta soy yo, y yo no quiero eso de tocar como vitrina, porque esa sonata, esa mujer, esa pianista, ya no soy yo. 

Y de ahí que el presente es el otro asunto importante. Dejar de amar es un derecho humano, porque la eternidad no existe. Ya no te gusta lo que tocabas antes, amas otras obras ¿y qué pasa? También hay obras a las que amarás tan eternamente como te dejen las canas y las arrugas. Como a Bach. 

La palabra "reto" es sospechosa: suena a dificultad autoimpuesta.¿Para qué? La vida, la música trae muchas a la puerta. Hay que ocuparse en enfrentar esas, cada día. Ejercitar el músculo de vivir.

Del amor ¿qué puede decirse?¿No vemos todas esas catedrales, todas esas pinturas, todas esas cantatas, todas esas páginas emborronadas? Nuestro trabajo es amor vivo y coleante, en una sala de conciertos o en una iglesia o en un salón de fiestas o en un restaurante. ¿Queda del amor alguna duda cuando sobre un aria Bach escribe 30 variaciones, cuando sobre un tema escribe 14 fugas y 4 cánones?

Así que ese es el asunto: amor y no tarea. Amor que implica tarea, porque claro que hay que estudiar. Como contestó Lang Lang en una entrevista a la pregunta ¿es verdad que estudia muchas horas?: "-Es que cuando me siento a tocar ¡no puedo parar!". Que sea pues como la ruta de Kavafis a Ítaca:

"Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
si no los llevas dentro de tu alma, 
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo. 
Que muchas sean las mañanas de verano 
en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
a puertos nunca vistos antes."

Y atémonos, como Ulises, para no dejarnos llevar por las sirenas.


Reflexiones sobre el miedo

A veces caminamos entre una precaria calma y el desastre. El miedo nos toma del cuello y las entrañas con su garra y no nos deja respirar. Somos sus rehenes por días, horas, por minutos, que son los más largos de todos, con sus segundos que laten en las sienes.

En la superficie, paz, y en las profundidades, siempre una tormenta. Nunca me expliqué ese fenómeno. Allá adentro siempre está sucediendo algo, grande, profundo, doloroso, incluso en días en que amanece y todo parece estar normal. Si lo ignoras, bulle como un volcán obstinado y el humo termina saliéndote por las orejas, por la boca.

Es extraño cómo de repente te das cuenta de que algún gran esfuerzo que estás haciendo no vale la pena. Esos grandes sacrificios estériles que extrañamente no resultan en nada, no florecen, no valen la pena. Hay algo allí de calle ciega. 

Y por eso el miedo. Porque te fuerzas a una hazaña, te pones la armadura. Siempre tienes que poder. Pero no siempre tienes que poder. Puedes sucumbir. Es más trabajoso luchar con todos los vericuetos de la negación que simplemente aceptar que tienes miedo. Y si es paralizante, a lo mejor hay alguna buena razón para ser paralizado. A fin de cuentas, para eso trajimos ese mecanismo de defensa incorporado en los huesos. 

Puede ser que el miedo sea de mostrarnos a los otros. Pero ¿quién dice que ese desnudarse tiene que ser una ocasión feliz? Puede que obligarse a salir allí afuera sea violento de alguna manera. Puede que el gusano necesite estar envuelto en la seda un poco más. Puede que haya velos que no deban caer.

Creo que todo trata acerca de los ojos. Esos ojos nos privan de la alegría de la hazaña. ¿Qué ojos serán esos? Creo que esos ojos son la dependencia de la opinión ajena. Por eso nos enfurecemos cuando nos critican, nos desesperamos

Y ahora recuerdo esa sensación horrible de haber perdido el control de cuando empiezas a tensarte en público. Pierdes el control por miedo. Así que de eso trata todo esto, y esa sensación horrible. Es miedo puro y duro.

A lo hermoso también puede temérsele, a la llegada de la luz, al despeje de todas las incógnitas, que nos cobijan dulcemente en la oscuridad. 

¿Qué hacer?¿Retroceder?¿Enfrentarlo? A veces pienso que no es tan sano pasársela uno poniéndose en una situación así, y es mejor renunciar. A veces no renuncias y eso te trae cosas buenas. Pero no sirve de nada: viene la siguiente vez, y pasa lo mismo. Y no te puedes controlar: estás aterrado.

Y ahora pienso que el miedo es directamente proporcional a las heridas. 

Al miedo hay que mirarlo a los ojos. A veces cuando se tiene miedo no hay otra cosa qué hacer sino tener miedo.


sábado, 1 de noviembre de 2014

Sobre la paz

La paz no es la ausencia de conflicto. Tal paz en el arte es para el público y los diletantes, quienes lo consumen. Quien se dedique a ello buscando sólo el placer tomó un camino equivocado. Por supuesto hay momentos felices, durante la inspiración, y al completar cada proceso, el cual más que a una lisa autopista sin baches se parece a las antiguas representaciones de los Jardines Colgantes de Babilonia, que muestran a la maravilla del mundo como un híbrido entre edificio y montaña. Una terraza, y entre ésa y la siguiente, una pared escarpada que hay que escalar, a veces con las uñas. 

Un "hobby" proporciona sólo tranquilidad. La creación sigue muchos caminos y uno de ellos es el desgarro. La simplicidad de algunos que creen que éste desgarro es una debilidad y se guían por el principio del placer jamás alcanzarán esa orilla privilegiada. Tales cómodos observadores tiran piedras a quienes nos metemos en la candela, aquellos que todos los días luchamos en las trincheras pantanosas del arte. Viven embelesados por su propio reflejo en el agua, como Narciso, ciegos como peces alucinados  y ensordecidos por cantos de sirenas. 

El conflicto es el magma, el origen del big bang. Sin esa entropía no hay ignición. "En el principio era el Caos" y así en cada pequeña creación. Sin conflictividad no hay dialéctica, pues su principio es la colisión. Sin choque entre partículas no hay reacción química. Sin conflicto no hay vida. La paz es el resultado de la pérdida, lucha y ganancia del equilibrio. La paz forzada es amordazamiento. La única paz estática es la de los sepulcros.

Dentro de la basura está la luz, en el desorden se esconde la acción, en la desesperación nos reinventamos, en la infelicidad hay magia, en el vacío laten nuevos universos.

La verdadera paz no es la ausencia de escollos, sino el mantener el rumbo atravesando todas las tormentas, manteniendo los ojos en las estrellas y sabiendo que el hacerlo le da sentido a toda nuestra existencia. Paz es saber que esa navegación iluminada es nuestro lugar en el mundo.


jueves, 30 de octubre de 2014

Inspiración o alucinación


Hay que diferenciar la inspiración de la alucinación. La música es comunicación o no es música. Hay que ser capaz de transmitir, ese es el trabajo. Hay ideas muy bonitas, pero no sirven para tocar. Hay que ser pragmático. Si no se oye, no hay idea. Si todo el mundo no puede oírlo, es porque no se oye. 

Hay que mantener una cierta distancia, oír lo que se está haciendo. Si se está demasiado inmerso en los detalles o en lo se tiene en la cabeza perdiendo de vista (¿de oída?) el resultado sonoro, se pierde la gran línea y no se tiene idea de qué se está haciendo. Probablemente la distancia entre ambas cosas (lo que crees que suena y lo que realmente suena) sea abismal.

La imagen artística que se tiene en la mente es, por supuesto, un faro muy brillante. Para entender el proceso por el que se materializa esa imagen mediante la interpretación, se puede uno servir de las etapas del aprendizaje de una obra, escrito por el pianista ruso Emil Gilels:

1. Fácil y mal.
2. Difícil y mal.
3. Difícil y bien.
4. Fácil y bien.

No existe música fácil. Pero al leerla la imagen de lo que haremos nos ciega y creemos que ya estamos allí, al final del camino. Al poco tiempo el oído se activa y nos damos cuenta de todos los vericuetos por los que tendremos que pasar, pues en realidad lo que está sonando no es lo que creíamos al principio. Al continuar las tareas se hacen gigantescas y nos enfrentamos con cada dificultad. Es importante, como decía mi profesora en la Academia Ucraniana de Música, Galina Neporózhnya, mantenerse tocando. Aunque parezca que nada mejora. Estamos, como en esa historia del bambú que he leído por allí en la red, desarrollando raíces, y es un momento en que no se ven flores ni frutos. Son nuestros cuarenta días en el desierto.

Luego empieza todo a "salir" con cierta inestabilidad, pues cuesta trabajo. Allí se activa aquel dicho ruso: la repetición es la madre de la sabiduría (en ruso rima). Hasta que podemos cerrar los ojos y dejar a las manos tocar, abandonarnos. Ese momento privilegiado en que podemos comenzar a hacer música libremente, divagar perezosamente, como escribió Pushkin en su poema Редеет облаков летучая гряда: 

"lleno de pensamientos el corazón
en la orilla del mar yo arrastraba una pensativa pereza"

Eso es lo que perseguimos: vivir en esa orilla. Pero para llegar allí debemos usar nuestra arma secreta: la consistencia, que es nuestro super poder y toda la magia que necesitamos.

En el caso de la literatura, cuando acabamos de escribir ese poema, que en ese momento del nacimiento está tan cerca de su inspiración, al leerlo reproducimos la sensación que nos impulsó a escribirlo, nos parece hermoso, perfecto. Pero es una alucinación. Para poder realmente leerlo necesitamos distancia. La distancia la da el tiempo u otros ojos. Los poemas deben descansar en la oscuridad, como escribe en "El taller blanco" Eugenio Montejo: "Los panes, una vez amasados, son cubiertos con un lienzo y dispuestos en largos estantes como peces dormidos, hasta que alcanzan el punto en que deben hornearse. ¿Cuántas veces, al guardar el primer borrador de un poema para revisarlo después, no he sentido que lo cubro yo mismo con un lienzo para decidir más tarde su suerte?". Vulgarmente se cree que todo es un golpe de inspiración. Pero la verdadera obra de arte necesita del oficio: "en poesía, amén de los dones innatos, cuenta un lado artesanal, propiamente técnico, común también a las demás artes tanto como a las modestas labores de orfebres. Son los llamados secretos del oficio" escribe Montejo. 

La práctica diaria es la manera de dejarse de "pajaritos preñados". "Decididamente, la inspiración es hermana del trabajo cotidiano. Estos dos contrarios no se excluyen en absoluto, como todos los contrarios que constituyen la naturaleza. La inspiración obedece, como el hombre, como la digestión, como el sueño" decía Baudelaire en sus Consejos a los jóvenes literatos. "Y es por eso que no hay mala suerte. Si hay mala suerte, es que nos falta algo."

"Hay mucha más sensibilidad que inteligencia razonante; la razón es una maquinita que entra en acción después" decía Cortázar en "Conversaciones con Cortázar" de Ernesto González Bermejo. "Uno se hace con el trabajo: la literatura se hace haciendo literatura".

Así que la inspiración y la alucinación se encuentran en el mismo camino: la primera es el origen, el magma que nos pone en movimiento; la segunda, nuestro primer acercamiento al corazón ígneo de ese volcán que es la creación humana. Hay que seguir avanzando por ese sendero iluminado, no contentarse con las primeras chispas y convertirnos en prestidigitadores, habitantes de esa orilla afortunada que es el arte, sin dejarnos seducir por cantantes sirenas.




miércoles, 15 de octubre de 2014

Декілька зауважень щодо твору Франкліна Піре. Автор: Марина Денисенко

Дорогі друзі! Ось декілька зауважень щодо твору Франкліна Піре "3 прелюдії та фуги" для фортепіано.

Тричастинний розгорнутий цикл (прелюдія-фуга) являє цікавий приклад сучасної фортепіанної поліфонічної творчості.Цикл присвячено професору Генадію Ляшенку, відомому українськму композитору та педагогу, у якого в свій час навчання у Національній Академії України (Київській консерваторії) проходив курс поліфонії автор цього твору.
Цей твір - стилізований зразок у дусі необароко та неоромантизму, в якому вгадується пієтет мистецтва поліфонії у творчості Ф.Піре. Важливе значення має наскрізний рух основного образу: від першої мінорної Прелюдії в дусі Пасакалії - до заключної мажорної Фуги на ту ж тему.

Перша Прелюдія викладена в формі хорала, традиційного для цього жанру, і передбачає мелодичні Варіації на бас, що і демонструє автор у наступній за нею Фузі №1. Примхливі гармонічні модалізми підкреслюють "напівяскравий, півтоновий" склад теми; а використання у фузі квазі-цитат зх творчості Баха та риторичних фігур епохи бароко ідеально відображається у  імпровізаційному характері цієї фуги. Плин поліфонічного розвитку змінює контрастний "репетиційний" епізод (на повторенні одного звуку), що нагадує скрипкову імпровізацію пабо навіює асоціації з сольними скрипковими сонатами Баха чи з інструментальним багатоголоссям сольних скрипкових творів Паганіні. Превалює стан "мотто", вільних варіацій і обігрування інтонацій теми у безперервному русі усіх голосів.

Друга Прелюдія -наче завершує певний етап цього руху, одночасно є поверненням до головного образу-теми. Цей образ є близьким до риторики останніх частин багатьох фортепіанних циклів композиторів-романтиків (згадаймо "Поет говорить" Р.Шумана або останню частину "Дитячого альбома" П.Чайковського).це повернення до жанру хорала - основного образу твору - передбачає коротку фугу (№2); це, власне, фуга-інтерлюдія, де рух відходить на другий план і яскравіше виявляються особливості теми: мажоро-мінорні співставлення вносять фольклорний елемент і підкреслюють модальну природу гармонії основної теми.
Прелюдія №3 знову привертає увагу до основного образу Пасакалії, але тут - Чакона. Тобто, фактурні варіації на мелодію, часто використовуваний прийом мелодичної інверсії. Фуга №3 розвиває інтонаційні "вкраплення", у яких вгадуються пісенно-речитативні елементи Прелюдії №2.
Заключний риторично-пафосний характер стверджує мажорний образ Фуги, що є контрастом до його первинного викладу. можливо, автор мав на увазі торжество оптимістичного світобачення, віри у всемогутність Творця, яка залишається незмінною попри всі переміни нашого світу.

Valses nobles y sentimentales….Franklın Pıre. Цей твір для фортепіано – ностальгічне звернення Ф.Піре до жанру вальса. – продовжує серію «вальсових» циклів західноєвропейських композиторів.
У пошуках «ідеального образу»  - як і у вальсах Шуберта, Шопена, Равеля (до твору якого апелює автор) – формується шлях музичного замислу: починається твір з непевного поки що «пригадування» вальсового руху..з окремих звуків, інтонаційних фрагментів ...далі. у змінах різних станів, складається ескіз – вишукана музична замальовка  у вальсовій формі. Власне, це калейдоскоп вальсових мелодій, що в різній фактурі – від прозоро-лаконічної вальсової «сітки» у медитативних тонах до помпезно-святкового фактурного багатоголосся або віртуозно рухливого остинато, контрастуючого з асиметрично-акцентним рухом створюють різні грані образу Краси.
Подібні ланцюгово-контрастні послідовності образів (де образ Вальсу іноді ледве вгадується – як у останньому проведенні теми Вальсу2) попри конкретний поділ частин – вказують на прагнення до циклічної наскрізної форми (як у Шумана), в якій головними стають варіації на ритм.
Інший «адрес» твору – французька музика. А його музичні засоби перегукуються з неповторним колоритом творів Мійо, Пуленка та Ібера, з духом салонного музикування та театральної імпрези.

Говорячи про цикл для фортепіано Франкліна Піре «7 прелюдій», який відноситься до раннього періоду його творчості, точніше, є одним з перших, за словами автора, його самостійних творів для фортепіано, слід почати з того, що за час навчання молодий Франклін  пройшов непростий шлях засвоєння основ європейської музики, і зокрема, сучасної музики. Це відчувається у його ранніх творах. Тут ми стикаємося з складним процесом пошуків стилю, і власне, індивідуального стилю; процес, який властивий кожному молодому композиторові ,  з самого початку його творчості сприяв знаходженню певних примітних рис, що відзначають твори Піре і сьогодні. Це – певні алюзії до стилів неокласики та неоромантики, вільна трактовка модальних основ сучасної гармонії, пріорітет поліфонічного мислення, тонка образна барвистість, лаконічна доступність і довершеність фактури. 
Власне, цей твір – 7 прелюдій – перегукується з відомими фортепіанними циклами композиторів ХХ століття (С.Прокоф»єв «Швидкоплинності», П.Хіндеміт «Ludus tonalis», Д.Шостакович «24 прелюдії та Фуги», деякими творами Б.Бріттена та ін.). Такий гучний перелік говорить насамперед про професійну оснащеність молодого автора, про його уподобання і естетичні орієнтації, і це – робить йому комплімент.
Друга важлива, на наш погляд, обставина, яка відображає саме процес творчого росту автора, це те, що він з часом знову звертається до раннього твору, робить редакції, уточнення, удосконалює форму і зміст циклу. Це – ще один комплімент його творчій наполегливості, яка демонструє його справжню відданість музиці, що, можливо, закладена саме в молоді роки під час його навчання на композиторському факультеті Київської консерваторії у моєму класі (Франклін Піре – перший випускник класу М.Денисенко з фаху «композиція»).
Отже, перша Прелюдія – тричастинна репризна композиція, яку характеризує плинність мелодико-гармонічної фактури, вишукано-прості модалізми гармонії у співставленні мажоро-мінорних основ. Перший епізод – поліфонічна інтродукція, заснована на принципі гармонічної вводнотоновості (хроматики); мелодика має гнучкий рельєф і розгортається легко і невимушено. У другому епізоді ми стикаємось з складним ланцюгом модуляцій, тональних відхилень, ніжна тема-речитація приводить до репризи, розширеної за рахунок невеликого доповнення-кадансу. В цілому, ця Прелюдія – експозиція циклу, своєрідне введення у образний світ автора.
Друга прелюдія – простий неповторний період (8 тактів) – найменша п»єса циклу, що розвивається у наскрізному русі. Поліфонічно насичена фактура підкреслює намір автора нагадати слухачу жанр Пассакалії, що перегукується як з творчістю Шостаковича, у якого цей жанр мав певну семантику, а саме, відігравав роль висновку, так і з Прелюдіями К.Дебюсі, в яких поліфонічність фактури вкладається у певні «пласти» і має колористичний характер.
Прелюдія №3 – прелюдія на Мі - своєрідна перша кульмінація циклу. Слід зазначити, що перша половина циклу звучить у повільних темпах, у плинній поліфонізованій фактурі . Це – експозиція. Після Прелюдії №3 у циклі настає перелом – як у темповому, так і у образному відношенні. Середній розділ – на остинатній гармонії та  танцювальній ритмоформулі французько-іспанського танцю, яка у наступному епізоді отримує значний фактурний розвиток. Важливим акцентом є епізод, що переводить увагу з сфери Мі – до Сі-мажора. Те саме співставлення домінанти-тоніки є і наприкінці прелюдії.
4а Прелюдія починає другу половину циклу; вносить образ скерцо – дієвості, рухливості. Це – вірогідна алюзія до «Швидкоплинностей» С.Прокоф»єва, у якого образ Скерцо має значення життєвих перемін, філософічного розуміння автором непростих колізій життя. Токатний характер  розчиняється у мінливості епізодів, тем і гармоній.
Прелюдія №5 – Модерато – розміркування. Тут яскравим є принцип басового гармонічного остинато (що нагадує Прелюдію №3). Він додає ефекту «дзвонів», драматизму. Надалі насичена поліфонічна фактура зберігає напружений характер, оркестровий чи органний об»єм. Середній епізод – Ленто – в стилі популярних мелодій американської кіномузики – широкий ліричний епізод з постіним розгортанням мелодії. Це – ще один з характеристик ліричного образу циклу.
Прелюдія №6 – Адажіо –в басовому регістрі. Таємничий терцовий рух супроводу віолончельної кантилени,  поступово розгортаючись призводить до інтенсивно-напруженої фактури з 3х пластів, яка різким нисхідним ходом відкриває фінал циклу.

Прелюдія №7 – аллегро молто – у дуже швидкому темпі – продовжує фазу «неспокою». У жанрі Вальсу з примхливою гармонічно-остинатною основою на якій відбуваються
мелодичні порухи, частина має ряд епізодів, складна для виконання.
Отже, цикл Ф.Піре «7 прелюдій» - своєрідний зразок фортепіанного циклу лірико-драматичного спрямування – талановитий твір молодого автора, що репрезентує його оригінальний авторський стиль.

Доктор філософіі, професор.
Марина Денисенко.

Franklin Pire: estrenos

El próximo martes 21 de octubre a las 19:30 en el Teatro Baralt de la ciudad de Maracaibo estrenaré unas obras de mi hermano el compositor venezolano Franklin Pire, a quien conocí en Ucrania, pues estudiamos en la misma época en el Conservatorio de Kíev (actual Academia Nacional de Música de Ucrania "P.I. Tchaikovsky). Y quién mejor que su maestra, la Prof. Dra. Maryna Denisenko para comentar sus obras. Les he traducido del ucraniano su extenso  e interesante análisis de los tres ciclos que tendré el gran gusto de interpretar.

"Queridos amigos, aquí tienen unas cuantas reflexiones acerca de la obra de Franklin Pire "3 Preludios y Fugas" para piano.
El ciclo desarrollado en tres partes (3 preludios y fugas) representa un interesante ejemplo de creación polifónica pianística contemporánea. El mismo está dedicado al maestro Gennady Lyashenko, reconocido compositor y pedagogo ucraniano, con el cual en su momento estudió Polifonía en la Academia Nacional de Ucrania (Conservatorio de Kíev) el autor de esta obra.
Dicha obra es una muestra estilizada en el espíritu neobarroco y neoromántico, en la cual se adivina la pasión del arte polifónico en la obra de F. Pire. Una importante significación la tiene el movimiento cruzado del tema principal desde el primer preludio menor con aire de Passacaglia hasta la conclusiva fuga mayor sobre el mismo tema.
El primer Preludio está escrito en forma de coral, que es tradicional para éste género, y proporciona variaciones melódicas sobre el bajo, lo que demuestra el autor en la subsiguiente Fuga No.1. Las modulaciones armónicas caprichosas subrayan el carácter politonal y “borracho” del tema, y el uso en la fuga de cuasi citas de la obra de Bach y de figuras retóricas de la época barroca se refleja de forma ideal en el carácter improvisatorio de esta fuga. El flujo del desarrollo polifónico cambia en el episodio contrastante de repetición de un solo sonido el cual recuerda una improvisación violinística o inspira asociaciones con las sonatas para violín solo de Bach o con la polifonía instrumental de las obras para violín solo de Paganini. Prevalece el estado “motto” de variaciones libres y el juego con entonaciones del tema en el movimiento perpetuo de todas las voces.
El segundo Preludio culmina una etapa determinada de tal movimiento y al mismo tiempo representa el regreso al tema-imagen principal. Esta imagen es cercana a la retórica de los últimos movimientos de muchos ciclos pianísticos de compositores románticos (recordemos “Habla el poeta” de R. Schumann o el último movimiento del “Álbum de niños” de P. I. Tchakovsky). Este regreso al género coral, imagen principal de la obra, caracteriza la corta Fuga N. 2: es una fuga-interludio en la que el movimiento pasa a un segundo plano, se manifiesta más notoriamente el elemento folclórico y se subraya la naturaleza modal de la armonía del tema principal.
El preludio No 3 de nuevo llama la atención a la imagen base de la passacaglia, pero aquí como Chacona. Hay variaciones de textura en la melodía, técnica frecuente en la invención melódica. La Fuga No 3 desarrolla  las “salpicaduras” de entonaciones, en las cuales se adivinan elementos recitativos y de canción del Preludio No 2.
Un carácter conclusivo retórico de “pathos” afirma el carácter mayor de la fuga lo cual genera un contraste con la exposición inicial. Probablemente el autor tenía en mente la solemnidad de una forma de ver el mundo optimista, la creencia en un poderoso Creador, el cual se mantiene sin cambios ante las peripecias cambiantes de nuestro mundo.

Valses nobles y sentimentales de Franklin Pire. Esta obra para piano es una nostálgica vuelta de F. Pire al género vals. Continúa la serie de ciclos de valses de compositores de Europa occidental.
En la búsqueda del ideal, como en los valses de Schubert, Chopin, Ravel en la obra a la que hace alegoría el autor, se crea el camino del pensamiento musical: comienza la obra con un por el momento indeterminado “recuerdo” del movimiento valsístico, con sonidos aislados, fragmentos de entonaciones. Más tarde, en los cambios de distintos estados de ánimo, se crea el boceto: un refinado dibujo musical en forma valse. Particularmente, este caleidoscopio de la melodía valseada, en diferentes texturas, de la red lacónica y transparente en tonos meditativos a la pomposa polifonía festiva o el virtuoso movido ostinato, contrastado con un movimiento acentuado asimétricamente crean los diferentes límites de la imagen de la Belleza.
Tales secuencias de imágenes motoras contrastantes (en las que el valse apenas se adivina, como en la exposición final del tema en el Vals no 2), sin tomar en cuenta la división concreta en movimientos, señalan una tendencia a la forma cíclica cruzada (como en Schumann) en la cual se vuelven importantes las variaciones del ritmo.
Otra directriz de la obra es la música francesa. Sus medios musicales se cruzan con el irrepetible colorido de las obras de Milhaud, Poulenc e Ibert, en el espíritu de la música de salón y de teatro.


Hablando del ciclo para piano de Franklin Pire “7 preludios” el cual pertenece a la etapa temprana de su obra, más exactamente, representa una de las primeras, según el autor, de sus obras independientes para piano, conviene comenzar mencionando que durante el tiempo de su educación el joven Franklin recorrió un complicado camino de asimilación de las bases de la música europea, y, particularmente, de la música contemporánea. Eso se puede percibir en sus obras tempranas. En ellas nos tropezamos con un complejo proceso de búsquedas de estilo y particularmente de un estilo individual, proceso por el cual atraviesa cada compositor joven. Desde el comienzo su creación contribuyó a la determinación de ciertas características notorias que reflejan las obras de Pire hasta el día de hoy, y son unas específicas alusiones a los estilos neoclásico y neoromántico, la libre interpretación de las bases modales de la armonía contemporánea, la prioridad del pensamiento polifónico, el delicado colorido, concisa comprensibilidad y perfección de factura.
Particularmente esta obra, los 7 preludios, es el eco de conocidos ciclos pianísticos de compositores del s. XX (las Visiones Fugitivas de S. Prokófiev, el Ludus Tonalis de P. Hindemith, los 24 preludios y fugas de D. Shostakóvich, algunas obras de Benjamin Britten y otras). Tan larga enumeración habla principalmente del bagaje profesional del joven autor, de su gusto y orientación estética, lo cual es encomiable.
Una segunda importante condición, desde mi punto de vista, que refleja el proceso mismo de crecimiento artístico del autor es el que con el tiempo regresa a la obra temprana, hace correcciones, aclaraciones, perfecciona la forma y contenido del ciclo. Otro elogio a su constancia artística, la cual demuestra su verdadera fidelidad a la música, la cual posiblemente fue originada en su juventud durante sus estudios en la Facultad de Composición del Conservatorio de Kíev en mi clase (Franklin Pire fue el primer graduando de la clase de M. Denisenko en la especialidad de Composición).
Así, pues, el primer Preludio es una composición tripartita con reexposición, a la que caracteriza la fluidez de la textura melódico-armónica, de refinado y simple modalismo armónico en contraposición de bases mayores-menores. El primer episodio es una introducción polifónica, basada en el principio de la doble tonalidad (cromática); la melódica posee un relieve plástico y se despliega fácil y ligeramente. En el segundo episodio nos encontramos con un objetivo complejo de modulaciones, desviaciones tonales, un tierno tema-recitado lleva a la reexposición, ampliada a cuenta de una breve cadencia agregada. En su totalidad, este Preludio constituye la exposición del ciclo y una particular introducción al mundo de imágenes del autor.
El segundo preludio es un período simple no repetido de 8 compases, la pieza más pequeña del ciclo la cual se desarrolla en movimiento cruzado. La textura polifónicamente densa subraya la intención del autor de recordar al oyente el género Passacaglia, que es un eco de la obra de Shostakóvich, compositor en el que este género poseía una semántica determinada, y específicamente representaba el papel de conclusión, como en los preludios de C. Debussy, en los cuales la textura polifónica se distribuía en capas determinadas y tenía carácter colorístico.
El Preludio No. 3 en Mi es la original primera culminación del ciclo. Hay que señalar que la primera mitad del mismo está constituida por tempi lentos en una fluida textura polifónica. Ésta es la exposición. Después de éste preludio hay una fractura tanto en la relación de tempo como en la imagen artística. La sección central está escrita sobre una armonía ostinato y con fórmula rítmica de danza francesa-española, la cual en el siguiente episodio sufre un significativo desarrollo de textura. Un punto importante lo representa el episodio que lleva la atención de la esfera de Mi a Si Mayor. Esa superposición dominante-tónica se encuentra también al final del preludio.
El 4to Preludio inicia la segunda mitad del ciclo; tiene el carácter de un Scherzo: activo, movido. Probablemente sea una alusión a la rapidez de tempi de Prokófiev, en cuyo estilo scherzoso  son importantes los cambios vivos, el entendimiento filosófico del autor de complejas colisiones vitales. El carácter de Tocata se diluye en la diversidad de episodios como en la armonía.
El Preludio No. 5, Moderato, es una reflexión. Aquí se manifiesta claramente el principio del bajo armónico ostinato (que recuerda el Preludio No. 3). Da un efecto de campanadas, de dramatismo. La muy saturada textura polifónica conserva el carácter tenso y el volumen orquestal u organístico. El episodio central, Lento, en el estilo de las canciones populares americanas de cine, es amplio y lírico con una melodía constantemente en despliegue. Esta es una de las características de la imagen artística lírica del ciclo.
El Preludio No 6 es un Adagio en el registro grave. El misterioso movimiento de terceras que acompaña una melodía violoncellística, gradualmente modificándose lleva a una textura intensa y tensa de tres capas, la cual con un violento pasaje descendente abre el final del ciclo.
El Preludio No. 7, Allegro molto, en un tempo muy rápido, continúa la fase de “inquietud”. En el género Vals con una caprichosa base armónica ostinato en la que suceden movimientos melódicos, por momentos posee una serie de episodios difíciles para la interpretación.
Así, pues, el ciclo de F. Pire “7 preludios” es un particular ejemplo de ciclo pianístico de orientación lírico-dramática, una talentosa obra de un autor joven que representa su original estilo.

Doctora en Filosofía, profesora Maryna Denisenko"