domingo, 9 de julio de 2023

Resúmen y traducción del capítulo 9 de Joyces mistakes, de Tim Conley. The allriddle of it.

La pregunta dentro de la pregunta. ¿A qué se refiere el signo de interrogación? Si se pierde un signo de interrogación, ¿a dónde va su significado?¿Es posible para la puntuación el tener referencias múltiples o no específicas? (Silliman 55)


Pregúntate a ti mismo la respuesta, yo no te estoy dando una pregunta corta. FW 515.19-20


Pareciera que la intención de Joyce no es simplemente contar una historia, sino exigirle algo al lector. ¿Qué, exactamente? Mi argumento, que considera al Finnegans Wake como una pregunta, es este : por más persistentemente que podamos preguntarnos qué « es » el Wake, este a su vez exige de los lectores con aún más grande polimorfa asiduidad : « ¿qué eres tú? ».


El cuestionamiento repetitivo tiene varios propósitos y relaciones temáticas. Una « pregunta » formulada como « la pregunta » es un artefacto determinista que Joyce imita ad absurdum. Volveré al tema de las preguntas y su valor estructural luego de una breve consideración de la epistemología del signo de interrogación.


La puntuación como sistema codificado y estandarizado es la prueba más simple de la contención de Derrida de que la escritura en la cultura y la tradición occidentales precede al habla. La puntuación que la constituye « dirige » la interpretación oral de un texto. Cuando se estudia la importancia de la puntuación en Joyce, la historia de su uso y su generación se convierte en una consideración central, no solamente porque, como reporta M.B. Parkes, « fue el idioma irlandés el primero en desarrollar ciertas convenciones gráficas nuevas. » Joyce, siendo un superhibernófilo a pesar de sí mismo, difícilmente podría no estar consciente de esta historia. Los signos de puntuación en el Wake funcionan como símbolos de consulta (del verbo latino rogare,de ahí «  interrogar »), engañar (rogue, de la misma raíz) y de la mortalidad (la palabra latina rogus significa pira funeraria, una imagen que inevitablemente nos lleva a « funeral », en inglés Wake). Para Joyce, la tipografía deviene tipología.


El signo de interrogación es el resultado de una evolución en el estudio litúrgico, en el que los escribas correctores fueron los primeros en emplear positurae como el punctus interrogativus. La absorción de dichos símbolos en el acto de la escritura –« autores como el Petrarca y Bocaccio prestaron mucha atención a la puntuación de sus obras, utilizando el más amplio rango de símbolos disponibles » Parkes 48)- refleja el crecimiento de la conciencia textual entre productores tempranos de textos, una tendencia que  llevaría a la experimentación en siglos posteriores entre los escritorzuelos, los modernistas y el lenguaje de los poetas. En su estudio Pausa y efecto, Parkes escribe : « El sistema de las positurae fue una parte esencial de la cultura monástica. La extensión del sistema, y particularmente,  la corrección de libros tempranos, refleja el rol doble del precentor o armarius en el monasterio : era responsable del canto y la preservación y corrección de los libros (Parkes 38). Que un tal sistema, que « la compañía de precentores y gramarios »(FW 26.21-2) inventó con propósitos correctivos, normativos y revisionistas, sea usado con propósitos aparentemente desarmonizadores y caóticos en el Finnegans Wake, demuestra parte de la actitud de la obra a la corrección textual. La incorporación de la revisión como método en el Wake es representada como el « signo de revisión » que « acecha toda la página » (FW 121.02-3). De esta forma, el Wake es su propio revisionista, cambiando las palabras y las letras alrededor de signos de puntuación constantes, muchos de los cuales tienen esta apariencia : ?


Proust hace énfasis en « esas frases interrogativas de Beethoven, repetidas indefinidamente a intervalos iguales y destinadas con un lujo exagerado de preparaciones a traer un motivo nuevo, un cambio de tonalidad, una entrada. » Para Joyce los motivos lingüísticos no eran muy diferentes de los musicales, y las frases interrogativas del Wake emergen y reemergen transformadas por los juegos de palabras de las páginas anteriores, pero reconocibles como variaciones. Así, percibimos la puntuación de Joyce como verdaderamente musical, por más discordante o inusual que esta sea, con el signo de interrogación como el punto « recucursivo «  (FW 609.14) del eterno retorno.


II


Hay una tradición literaria de textos interrogativos, los más obvios son la adivinanza y el catecismo. Hay que tomar en cuenta una relación importante : el sentido de « read » (leer,del inglés antiguo) y el de « interpretar » se encuentran en la palabra « riddle » (acertijo). El Finnegans Wake,texto acertijo de Joyce, nos desafía, nos fastidia y se burla de nosotros a medida que nos aproximamos a él.


Patrick McCarthy admite que el Finnegans Wake no puede ser « respondido » : todos los intentos de encontrar significados absolutos, como los de los sumarios del Wake, terminan frecuentemente de manera ridículamente insatisfactoria. El acertijo sin respuesta es un motivo recurrente en obras cómicas. El concepto de artista creativo de Joyce parece siempre implicar alguna especie de acertijo : este es una forma de laberinto verbal cuyo propósito es confundir o engañar.


Hay otras tradiciones literarias relevantes basadas en el cuestionamiento, aparte del catecismo (la pregunta como educación) y los acertijos (la pregunta como juego). La filosofía posee un uso limitado del silogismo y típicamente presenta las proposiciones de una manera más provocativa en forma de pregunta.


 

La canción de la que Joyce sacó el título del Finnegans termina con una cuestión primaria : « -Piensan acaso que estoy muerto? ». Que el Finnegans Wake, pleno de preguntas, no está muerto en ningún sentido , es el siguiente eslabón de la cadena de mi argumento.


III


Más aún que ninguno de sus numerosos y severos antagonistas, el Wake reseña y cuestiona sus propios métodos y locuras. No es Joyce quien se lamenta « ¿hay alguien que me entienda?¿Una entre las miles de años de noches? » (FW 627.15-16), sino « el libro de la apertura de la mente » (258.31-2), el mismo Finnegans Wake. « Te hice un quiz de un quid, y preferiste el quod. Pero el mundo, mente, está,estaba y estará escribiendo por siempre » (FW 19.34-6) La cuestión interesante es : ¿a qué mente se refiere el Wake?


El lector del Wake una y otra vez se enfrenta a la prueba y el cuestionamiento relacionado al esfuerzo de la lectura. ¿Entiendes todo?¿Aún estás despierto?(de todas las preguntas sobre estudio literario en los Problemas de Aristóteles, aquellas a las que les dedica más espacio conciernen a lectores vencidos por el sueño, incluso en contra de su voluntad). Y ¿ya te estás divirtiendo? Un poco demasiado, al parecer. El interrogatorio es continuo en el Finnegans Wake porque el progreso del lector no es como un matrimonio, sino como una seducción. 


Yo veo al Finnegans Wake como una inteligencia artificial o un detector de conciencia, arrastrado por una comprensión metafórica, y no consideraría el libro de Joyce como algo que ejemplifica lo que los especialistas llaman « verdadera » inteligencia artificial.  Sugiero que el Wake juega a ser algo entre lo « mecánico » con sus repeticiones constantes,y lo que Samuel Beckett llamó « la inevitabilidad psicológica » con la que las palabras se expanden  (‘Dante…Bruno. Vico…Joyce’) de manera tan extensa que demuestran una capacidad asociativa, al mismo tiempo independiente de la « intención » o presencia  autoral, e interactiva con las asociaciones propias del lector. 

El Wake disfruta recordarles a los lectores que son demasiado complacientes y autocongratulatorios, los invita a generar contextos para el flujo de palabras y frases desconcertantes y siembra la duda en las percepciones sensoriales del lector. La máquina de acertijos de Joyce está tratando de alcanzar su propio goce.


IV


¿Cuántas de las preguntas de Joyce son respondidas? Ultimadamente, no muchas, al menos no al punto de cerrar la pregunta. Abundan las respuestas erróneas, insinceras, inexplicables. Postular que hay preguntas sin  respuestas es una afrenta a la razón, pero hacerlo a tal escala y simultáneamente bromear con la posibilidad de respuesta después de todo, constituye un ataque a las inflexibilidades en lectura y comprensión.

La necesidad de un ‘cuestionamiento sostenido ‘, como lo describe Roger Penrose, es parte integral del sinsentido del Finnegans Wake. Como las combinaciones del sinsentido genético forman diferentes seres humanos (y otros organismos vivientes), las posibles mutaciones diferenciales de los significantes textuales y polilingüísticos (incluida la puntuación) son innumerables, y leerlas tomaría « por siempre y una noche », como el Wake clama requerir (FW 120.12-13). Si pensamos en Finnegans Wake como un test de Turing, una rutina de ensayo y error por la que la humanidad puede ser diferenciada de un constructo artificial, apreciaríamos el celo en el uso de las preguntas. El interrogatorio del Finnegans Wake presenta un vórtice de fenomenología y estética. El diluvio de preguntas es una oportunidad para el lector, incluso para el especialista,de reconocer sus habilidades cognitivas. Es una suerte poder probar la propia humanidad, errores incluídos.

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